viernes, 8 de abril de 2011

photo by Eikoh Hosue


Lleva mis brazos cansados a tu cuello, bebeme con la mirada tibia, lunelame el pelo en remolinos de sueños... estás tan dulce conmigo ahora, que casi duele! Y mi sonrisa se pinta en mi cara de ojeras como la luna de esta noche, apenas un filito luminoso torcido por la almohada de tu pecho.

Y voy a dejar de escribir porque me patina una cursilería de amor correspondido impropia de mí. Y sobretodo porque cualquier cosa que diga no le hace justicia a esto nuestro, más allá incluso de tí y de mí: la música que nos sale; nosotros no somos sino instrumentos de jazz, en los conciertos nocturnos de nuestras camitas calientes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario