jueves, 14 de abril de 2011
Llaman a la puerta y es la condesa de Bathory que dice que esperaba de mí abundante sangre y yo no le dejé tomar ni un sorbo. Está enfada y veo en sus silencios que amenaza con dejar víctimas mortuorias. Y yo le digo que la sangre se da y se recibe. Que solo en las frías salas de los hospitales uno queda esperando. Y ella me dice que no solo en los cuentos oscuros se puede arrebatar el rojo. Y yo le suplico que no se lleve a mi corazón lamido. Le beso y me perdona.
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