photo by Allison Díaz
Entristecida porque el sonido de risas y charla es apenas rumor.
Decepcionada por tan frágil aprecio confesado.
Asustada porque podría ser bebida en copa en manos de una condesa de Bathory improvisada.
Consciente de mi torpeza pasada y mis ganas de bondad.
Esperanzada de que ese mismo venenillo rojo es lo que nos une, fuerza fraternal que nos tejió un cariño encarnizado.
Tranquila de que mi respeto siempre estará aunque nosotras ya no estemos.
Chaparrita, te quiero y te extraño. Yo estaba ahí cuando diste el paso en la linea del infierno. Y tú estabas ahí cuando crucé a abrazarme al cielo. Nada es casual. Ya solo por esto, eres importante en mi vida.
Y te fantaseo cayendo por mis palabras desde un ordenador en tus rodillas, y te esbozo una sonrisa porque sé que tú también sientes cariño, aunque disimules por un orgullo herido en la espera.
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